A Borrar los Números

domingo, marzo 25, 2007

A pesar de que la agenda noticiosa a estado concentrada en el cada vez más caótico sistema de transporte público capitalino, han sucedido otras importantes noticias, aunque Uds no lo crean. El mundial de cricket está que arde, y en Brazil a una mujer se le apareció un pezón mamario en el pie. Se celebró el día del agua, y el día sin computador también. Y en el norte de nuestro país, Arica y Parinacota tienen un nuevo estatus administrativo, que sumado al adquirido por Valdivia, configura un nuevo mapa político administrativo de nuestra angosta franja de tierra.

Debemos ser el único país del orbe que nombra a sus regiones ( o su correspondiente) por un número. Es tan centralista el país que las zonas que no dependen de la capital ni siquiera tienen un nombre por el cual identificarse, sino que un número. En las noticias, en diferentes documentos, se designan por un numerito. Yo nací en la región X pero soy criado y he vivido toda mi vida en la región V. Que cosa más fea.

Aprovechando esta nueva configuración administrativa se debería aprovechar para efectuar un primer paso en la descentralización efectiva del país. Borrar de un sopetón los números y , ahora en adelante, solo llamar a las regiones por el nombre correspondiente: Valparaíso, O`Higgins, Los Lagos, Aysén, Magallanes, etc. Que quede prohibido nombrar los impersonales numeritos , ¡¡¡¡ tenemos derecho a un nombre ¡¡¡¡, en periódicos, noticieros y revistas.

Los magallánicos tienen una hermosa bandera que muestran con orgullo en eventos deportivos, sombreros, poleras y en quizás en que otras prendas. Todas las regiones deberían tener sus banderitas ondeantes al lado de la tricolor, como signo de identificación y de integración. Esto, que es algo meramente cosmético, tiene que traer consigo una real autonomía para decidir cuales son la diferentes vocaciones territoriales : industrial, servicios, agrícola, forestal, turística, etc. Para eso hay que tener autonomía presupuestaria. Y para eso, hay que empezar a elejir tanto a los consejeros regionales como a los diferentes intendentes.

Bienvenidos Arica y Parinacota, bienvenido Los Ríos. Bonitos nombres, que no se vayan a diluir con números como 14 o 15. Tenemos nombres, señoras y señores.

El Sushi y Yo

sábado, marzo 17, 2007


El sushi me causa sentimientos encontradísimos. He escuchado de gente que prácticamente solo almuerza sus rollos. No puedo concebir que vida más triste puede ser esa, la de almorzar únicamente unos rollitos de arroz con cositas dentro, solo me queda suponer que el sabor y el gusto por la vida se quedó atrapada dentro de los mentados "rollers". Por otra parte, la preparación del asunto para presentarlo al lado de las ramitas y papas fritas, como acompañante de una refrescante cerceza o un delicioso ron, puede resultar en una actividad bastante lúdica (especialmente por el ridículo que uno hace al tratar de aprender a comer con palillos). Y debo confesar también que un par de veces los he encontrado ricos, sabrosos y divertidos. Pero, insisto, a comer todos los días solo eso, me parece mucho mucho.

Tengo una amiga que anduvo un mes en Japón y jamás vio un sushi, Vio, comió y le presentaron los más diversos moluscos, crustáceos, cefalópodos y peces posibles, pero sushi, nada. Si me dieran a elejir por algo japonés al almuerzo, opto por un delicioso Wangyu, especialmente si la res a sido masajeada cuidadosamente y alimentada con cerveza. Una delicia. El sushi, en su isla de origen, es lo más similar a si empanada de queso frita , su choripán o su "sánguche de potito". O sea, algo para comer rápido, a la pasada. Pero como los nipones le ponen ciencia y técnica para todo, hasta su comida rápida requiere de técnicas especiales. Luego, estos rollitos se metamorfosearon a "california rolls", la versión gringa del tema, la cual ha llegado hasta nosotros envuelto en caracteres ininteligibles, ornamentos seudo orientales y toda una "onda".

Siempre asocio al sushi con los restobares, que vienen a ser los característicos "bar-restorán" pero en su versión snob y cursi, con ambientes de "vanguardia" y un punchi punchi insoportable entre medio de tragos carísimos que no debieran costar los que valen, excepto que el dueño del local tenga un parche en el ojo, pierna de palo y un loro en su hombro.

Para eso, prefiero ir a su "picada" tradicional, a comer algún manjar con menos "onda".

En definitiva, es bueno comer sushi, pero no tanto.

¡¡¡ MI MÚSICA DESVARIADA DEL MES ¡¡¡¡¡

" The Shins pude cambiar tu vida" decía Natalie Portman en "Garden State", y pueda que tenga algo de razón. Por lo menos, esta canción puede transformar un gris y triste día de mi vida en algo mejor, con destellos de alegría. Espero que la disfruten, estará en la sidebar durante todo el mes.

The Shins - Phantom Limbs

La Muerte de un Superhéroe

domingo, marzo 11, 2007


De entre todos los superhéroes, el Capitán América debe ser lejos el menos querido de todos. Se hace difícil querer a un tipo disfrazado con un traje a rayas y estrellas y que confunde el concepto de "bien" con el de "política exterior de USA". Nacido en plena WWII en respuesta a la teoría de la superioridad racial aria, combatiendo a Hitler desde el papel y exaltando el patriotismo, a sobrevivido a múltiples conflictos, guerras y cambios de ideologías. Hasta que decidió rebelarse frente a una ley que obliga a los superhéroes a registrarse y trabajar para el gobierno debido a un incidente terrorista, en clara alusión a la "Ley Patriota" gringa. Al salir de un tribunal, es ultimado de varios tiros, muriendo en las escalinatas, decepcionado del gobierno al cual defendía con ímpetu.

Nunca me han gustado muchos los superhéroes. Eso de enfundarse en un traje apretado brillante con la ropa interior por encima no me parecía de lo más atractivo, pero lo más molesto era esa superioridad que expiraban por sus poros. Esa sensación de que estaban por encima del bien y del mal, que ellos podían solucionar tus problemas y que siempre podías confiar en ellos, desde salvar tu gato a defenderte de una invasión alienígena. Generalmente amigos de la autoridad, cualquiera que se saliera de esos márgenes pasaba a ser villano. Eran policías, jueces y verdugos por igual. Me simpatizaba más un Spiderman, despreciado y perseguido por los mismos a los cuales él defendía; o los X-Men, eternos adolescentes descubriendo sus poderes en un mundo que los odiaba con xenofobia por ser distintos. Ellos eran más cercanos que un Superman o un Capitán América, personajes estereotipados y cuadrados.

En los momentos difíciles la gente clama por un héroe que los rescate. Muchos deben haber visto a Bush ( quien en un arranque de memoria se acordó de la existencia de latinoamérica) como el único ser capaz en conducirlos a la victoria frente a los "infieles terroristas". Pero más temprano que tarde se descubrió que más era un supervillano, con sus mentiras e intereses en petrodólares que tanta sangre a costado al pueblo de Afganistán, Irak y al propio pueblo norteamericano.

Los únicos superhéroes que existen somos nosotros mismos, nosotros tenemos el poder de cambiar las cosas. Nuestras habilidades, nuestro conocimiento, nuestra sabiduría bien empleada nos hace modificar las situaciones, mejorarlas, hacer de nuestro entorno un mejor lugar. No volaremos, no lanzaremos rayos ni tendremos superfuerza, pero con determinación e inteligencia encontraremos las soluciones a los pronblemas de nosotros, nuestra familia y nuestra comunidad.

Para más datos de superhéroes de todo el mundo :
http://www.internationalhero.co.uk/

(recomiendo las secciones de superhéroes chilenos y la de monstruos japoneses)

Estoy Indignado

viernes, marzo 02, 2007

Escribo estas líneas preso de la indignación, aunque la rabia ha persistido toda la semana. Lo peor es que por este medio no quiero realizar la "denuncia", debido a que podría tener repercuciones sobre el afectado, que no soy yo, sino que mi nunca mal ponderado padre.

El cuento es el siguiente:

Mi padre participó en un concurso para asumir un puesto X en una distinguida municipalidad de la capital. Mi padre cuenta con una vasta experiencia y amplísimo currículum para asumir las funciones requeridas. Participó del concurso, pasando todas las pruebas y exámenes requeridos por la municipalidad en cuestión. Tuvo que realizar un proyecto, el cual disertó frente a una comisión de profesionales y miembros sociales de la comuna, sacando aplausos y elogios. De entre todos los postulantes, él reunía de sobra todos los requisitos. Y no lo digo por que sea mi progenitor, sino por que sé y tengo la certeza que es así ( por los múltiples elogios y distinciones que se ha hecho merecedor por diversas personalidades de su ámbito, diplomas, regalos y recortes de diario). Él era el seguro ganador del concurso.Todos lo daban por hecho.

¿El resultado? El alcalde declaró el concurso desierto. ¿La razón? Mi padre no es militante del partido de derecha del alcalde. Tampoco es Opus Dei ni Legionario ni ninguna de esas sectas católicas. No tenemos ninguna relación con fuerzas armadas. A lo mejor, fue por que mi padre es de origen humilde y no estudió en colegio con nombre de santo anglosajón, o por que no tiene apellido vinoso ni ancestros europeos. O por que no vivimos en alguna comuna ABC1 de la capital, sino en una comuna rural de la región de Valparaíso. O por que mi padre fue un opositor a la dictadura y sufrió en carne propia las arbitrarediades del régimen. O por que simplemente al alcalde no le gustó.

Así que la próxima vez que vean a personeros de los partidos de derechas muy limpiecitos modulando acusaciones de nepotismo , corrupciones, y demases, sepan que ellos hacen exactamente lo mismo, descaradamente. Acusan la paja en el ojo, cuando ellos tienen una viga en el propio. Y ellos no son una alternativa, por esto y por mucho más.

En todos lados se cuecen habas. Me desahogué. Muchos dirán que es fácil no decir nombres ni nada concreto. No lo hago por que esto le sucedió a mi padre, y él ya no quiere apelar ni darle más vuelta al asunto. Él sabe que puede entrar por la puerta ancha. Seguirá trabajando, en una ciudad más pequeña y no tan bonita supuestamente, con un sueldo menor que el que obtendría, pero digno. Y la dignidad señoras y señores, no tiene precio.