Elvis

Buscaba entre las mesas, gente y humo del Journal a mis amigos quienes ya llevaban un rato esperándome, dado que había pasado antes donde mi amiga Tanita a compartir su vituperio con ella y Diego antes de que cada uno se lanzara a su respectiva aventura nocturna: ellos a Pagano y yo a algo que me olía a "cita a ciegas involuntaria". Como el ambiente medio rancio de Pagano no es de mi entero gusto había optado por la ciudad jardín en vez del puerto. Divisé a mis amigos sentados en una mesa. Tenían cervezas en la mesa, yo ya llevaba algunas en el cuerpo, de todas formas no podía llegar con las manos vacías así que me acerqué a la barra y me encuentro de sopetón con el mismísimo rey del rock, aquel personaje de antología, casi mítico, aquel que algunos conocen como Marcelo Rossi pero que para la mayoría es el Elvis porteño.

La primera vez que lo ví debe haber sido el año 96 o 97, no lo recuerdo bien. Bebía, para variar, una cerveza en El Playa y en medio del gentío su figura patillesca y extrafalaria movía las caderas y saludaba cual ídolo al montón de borrachos y borrachas presentes. Minutos después ( u horas, no sabría decir con exactitud) el rey del rock se encontraba a mi lado hablando incoherencias de diverso tipo, o bien pudo haber sido al revés, bueno, la cosa es que me impresionó que el tipo realmente estaba impregnado de su personaje, o sea, no por estar conversando conmigo dejaba de ser ELVIS, hablaba con su tono, se movía como EL y al parecer al tipo no le gustó el que lo tratara como cualquier hijo de vecino. No pues, si estaba frente a The Pelvis, no a un viejo disfrazado sino a su encarnación porteña, al hombre que hacía vibrar la noche, al que hacía desfallecer a las teenagers. Sin embargo, lo miraba y lo miraba y seguía siendo para mí un viejo reventado cuya única similitud con Elvis radicaba solo en sus abundantes patillas.

Tiempo después lo veo en la cajita tonta en un antiguo programa de un tal Sergio Lagos quien lo presenta como patrón de los bohemios porteños... ALÓ ¡¡¡ como tanto digo yo...el tipo se había estado transformando en un ídolo de verdad...(recuerdo que en ese mismo reportaje mostraban al portero del edificio Condell, donde vivía en un precario depto un amigo, portero que a toda hora barría y barría, ya sean las 14:00 o las 05:00)

Y empiezo a notar que cada vez que alguien quiere hablar de la noche porteña, ahí sale el famoso Elvis. Reportaje de verano, el Elvis; reportaje de tipos engrupidos, el Elvis, y yo seguía pensando en él como el viejo medio ebrio que bailaba en medio del Playa. ¿Estaré errado? ¿ no será que él es en realidad un rock star y yo sigo siendo un tipo con una cerveza en la mano?

Elvis salta a la barra, baila y canta, hace mover los brazos a algunos parroquianos, agradece y lanza besos a la pequeña multitud. Hay atado en la entrada, el show se termina y ya hay que salir por que están cerrando las cortinas. Me bebo el último concho al seco y salimos con dirección desconocida.