Jamás he sido asaltado. En mi casa jamás han entrado a robar, y eso que no tiene reja y un gran ventanal da a la calle. Menos tenemos alarma. Debe ser el hecho de vivir en una ciudad pequeña donde la gente del barrio se conoce y donde las veces que desde las sombras a salido alguien a "machetearme" termina diciéndome "si me acuerdo de voh, siga tranquilo su camino". O gracias a mi madre, que debe haberles hecho clases a casi todas las "manzanas podridas", "semillas del mal", y "malas hierbas" del barrio (para mi sorpresa la recuerdan con cariño por su dureza y no tener pelos en la lengua). Creo que este hecho me hace estar en un extremo de la campana, según lo que he visto en los noticiarios y en la prensa: la sensación de inseguridad cunde entre la población, los delincuentes se toman las calles y la gente de bien se arma y se encierra, la justicia opera alrevés y etc etc.
Sin lugar a dudas, el fenómeno delictual ha crecido y se ha hecho mas violento, negar eso es tapar el sol con un dedo, pero creo que es un fenómeno marcadamente presente en la capital, y como la capital es Chilito, se entiende que un apocalipsis delictual ha llegado y que no queda otra cosa que vivir nuestro propio far west. De acuerdo, tampoco es una taza de leche la situación y más de alguno me dirá que si fuese víctima de un asalto u otro hecho violento, muy diferente sería mi opinión al respecto. Sin embargo, al punto que voy es otro.
Al escuchar a nuestros brillantes políticos izar la bandera de la delincuencia como arma política me causa una profunda curiosidad la forma como se expresan respecto al "delincuente". Me da la impresión que hablan como si esa persona fuese un extraterrestre, no un ser humano, sino como un elemento ajeno a la sociedad, un invasor que viene a destruir nuestra propiedad y forma de vida, algo que exterminar y votar para que nosotros, la gente "bien" pueda vivir tranquilos. Pienso que ver el asunto de esa manera es simplificar la situación, el hecho es que cualquiera de nosotros en cierto momento de nuestra vida podemos transformarmos en delincuentes, por X motivo. Pero ellos nunca, ellos no, pues tienen abultadas cuentas corrientes y apellidos vinosos, estudiaron en colegios con santos anglosajones y se golpean el pecho frente a un crucifijo y si algunos de ellos comete algun "error" de cuello y corbata (por que jamás se ensuciarán las manos) darán a parar a alguna carcel especial a cumplir un exilio dorado. Mientras tanto, piden mano dura, golpear fuerte, responder violencia con violencia, represión y más represión.
La justicia nueva es indudablemente más rápida, transparente y eficiente que la antigua. En mi forma de entender, si se quiere enfrentar el problema hay que atacar las bases del problema.
En el libro Freakonomics, el economista Steven Levitt y el periodista Stephen Dubner se preguntan en qué lugar están los delincuentes. Hasta la década del 90 muchos especialistas gringos auguraban para su país un futuro apocalíptico debido a los altísimos niveles de delitos, se hablaba del "superdepredador": jóvenes sin futuro armados con una pistola y sin ningún asomo de generosidad en su corazón. Sin embargo, los niveles delictuales bajaron estrepitosamente. La razón, según los investigadores, no fue la política de tolerancia cero, ni la construcción de nuevas cárceles, ni las poíticas represivas. Nada de eso. El causante de la baja en la criminalidad había sido la legalización del aborto. Desde que se legalizó en la década de los 70, toda una generación de niños que habrían nacido en hogares mal constituidos, uniparentales, con problemas de alcoholismo y drogadicción, y cuyas posibilidades de salir del círculo de la pobreza eran bajísimas simplemente no nacieron. Y eso provocó a la larga una caída drástica en la criminalidad.
¿Es el aborto la solución? Claro que no, la solución es el mejoramiento en forma consistente de la calidad de vida de la población más vulnerable. No se le puede pedir a un niño que nació en un gettho santiaguino, estudió en un establecimiento de pésima calidad, cuya familia rasguña el sueldo mínimo para sobrevivir, sin ningún estímulo por superarse, rodeado de alcohol y drogas, violencia intrafamiliar y un largo etcétera de falencias que haga algo constructivo mientras ve por televisión lujos y maravillas que el jamás tendrá trabajando en forma honesta. Y luego preguntan por qué optan por lo fácil. Por qué son tan violentos.
De todas formas, creo que la legalización del aborto y el derecho de todas las mujeres a relizarlo bajo condiciones dignas ( por que hasta para abortar hay clasismo) sería un factor importante para evitar la segregación de la población y la falta de opotunidades que llevan ineludiblemente a generar delincuentes.